La respiración es la expresión más directa y más elemental de la vida. Una respiración comienza en la inspiración, (coger aire, llenarse, expandirse, ampliarse….) y continua en una exhalación (soltar el aire, vaciarse, reducirse…) La respiración no termina hasta que el aire que se ha cogido no se suelta, sólo entonces puede comenzar otra respiración.
La vida misma es como una respiración, nacemos inspirando y morimos exhalando, la vida es un crecer, conseguir, desarrollarse, adquirir… para luego empezar a soltar, hasta entregarlo absolutamente todo en el proceso de morir.
Podemos decir que nada está completo hasta que no se entrega, toda experiencia queda completada en la entrega. Las grandes cosas y las pequeñas, la totalidad de la vida y la vida de cada instante. Hay un tiempo para aprender y otro para compartir lo aprendido, un tiempo para recibir y otro para dar, un tiempo para coger y otro para soltar. Si miras a tu alrededor, todo se completa dándose.
Sin embargo nosotros hemos aprendido a resistirnos, porque hemos creado una identidad con los logros y eso es toda una experiencia, aparece el sufrimiento por resistirnos a soltar esta identidad separada.
Siento que ahora estamos completando la experiencia de la creación de esta individualidad separada. Hemos explorado, expresado, construido unos sólidos egos y ahora viene el momento de trascenderlo, soltarlo, entregarlo… por eso surge lo transpersonal, más allá de mi personalidad, de mi historia, de mi nombre, de mi cuerpo… también soy yo, y por eso surgen también unas resistencias atroces.
Para muchos éste es tiempo de soltar, puede ser fascinante soltar consciente y deliberadamente. Esto es, morir antes de morir para saber que la muerte no existe.
Ir cerrando experiencias, ir completando en la entrega lo que quedó bloqueado por la resistencia, por el miedo a desaparecer y abrirnos a un modo nuevo de estar en el mundo, donde en lugar de resistencia hay aceptación y en lugar de miedo, confianza.










