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Estamos viviendo importantes acontecimientos. El tsunami en Japón trae además de la catástrofe una enseñanza al mundo.
La manera de vivir los sucesos el pueblo japonés no pasa desapercibido a nadie y curiosamente ha desatado una ola de otras características, hay llamadas de muchos frentes distintos para unirnos en la meditación, una llamada a la Conciencia de Unidad, un profundo sentimiento interno de que nuestro estado de conciencia influye en el curso de los acontecimientos y esa es nuestra responsabilidad mayor, mantener esa Presencia silenciosa y atenta, generadora de incondicionalidad, de amor, capaz de seguir viendo la grandeza de la vida y sintiendo profundamente que es posible vivir en armonía, mantenernos Presentes mientras pasa la ola.
Tal vez esa meditación silenciosa de tanta gente anónima, haga que los acontecimientos tomen un rumbo en lugar de otro. Estamos unidos en el silencio, en el vacío, y desde ese silencio consciente que el meditador conoce, nacen las respuestas, cada cual en su sitio, cada uno lo que corresponde.
Hay una nueva manera, ya no alimentamos con nuestra atención el victimismo, la destrucción, el sufrimiento, sino que somos capaces de ver más allá, de seguir confiando en la vida, de seguir creyendo que es posible una vida en armonía en este hermoso planeta azul.
La profunda actitud del pueblo japonés de respeto, la conciencia de la colectividad que lleva a los voluntarios que trabajan en la central nuclear a anteponer el bien de todos al suyo propio, la ausencia de quejas, … es una enseñanza al mundo, y el mundo responde desde dentro, son muchísimas las personas que sienten a Japón muy cerca y lo inundan con una ola de otras características, de Amor, de gratitud, de luz, de sanación…
Nos toca ahora “ser Mantenedores de Frecuencia”, sintiéndonos “Uno en el Mundo”, empezamos a descubrir sutiles pero potentes fuerzas al alcance de todos.
Unidos participamos en la instauración de una Nueva Conciencia.
