ORIENTE Y OCCIDENTE EXPERIENCIAS COMPLEMENTARIAS

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Oriente y Occidente son dos experiencias complementarias, es como si la humanidad se hubiera repartido el trabajo, uno sale a explorar y el otro se queda vigilando. Ambos  tienen su contrapartida, sus renuncias, su sufrimiento.

A través de Oriente, la humanidad ha mantenido la conciencia de SER. Oriente ha sido el guardián que ha sostenido la unión con lo inmutable sin ser engullida por el olvido.

Los Upanishads en la India, El Tao Te King en China, el Zen en Japón, el Budismo en Tibet… De Oriente vino el mensaje de Jesús en un primer intento de unificar experiencias.

Occidente, entretanto, se lanzaba a explorar la acción, la búsqueda fuera. Se entregaba a la forma hasta perderse en ella, se centraba en “el Tener” y lo exploraba en profundidad, mientras Oriente sostenía la Presencia en el Silencio.

Oriente ha sido el encargado de mantener el contacto más allá del pensamiento, y esto le llevaba muchas veces a ser arrastrado por fuertes inercias que lo anclaban en la pasividad e impedían el desarrollo de la individualidad, mientras Occidente se sumergía en el pensamiento, experimentando, ensayando, probando… llegando a vivir una vida pensada, mientras saturaba sus sentidos sobreestimulándolos, aumentando más y más la conciencia de separación, tensando hasta el límite.

Tal vez ahora sea el momento de Unificar, estamos viviendo el trasvase de experiencias, cada una ha tenido su contrapartida, Oriente se occidentaliza para experimentar la individualidad y ensayar  la acción y Occidente recibe el legado guardado por miles de años en Oriente.

Occidente está en condiciones de elegir la quietud, porque conoce la acción a fondo, y  se abre al descubrimiento de esa Quietud que sostiene, impregna y constituye el movimiento, Occidente empieza a recordar.

Oriente abre las puertas de “la cámara de los secretos” y entrega el tesoro que ha custodiado miles de años, para que se popularice en Occidente, para que se encarne en la cotidianidad, y Occidente lo recibe desde la madurez de la experiencia del sufrimiento que genera el olvido, y aprende a aquietarse, a silenciarse, a mirar más allá del pensamiento y entrega su experiencia a Oriente para que haga su propia integración y redescubra su legado.

El sufrimiento de Occidente ha servido para crear individualidades sólidas en la que la Conciencia se descubre a sí misma en la forma. El sufrimiento de Oriente ha servido para mantener la conexión con lo Profundo.

Es el momento de que la humanidad despierte a la Conciencia de Unidad, después de haber vivido la separación con todas sus consecuencias.

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