FLORECER

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¡ Qué frágil la flor!

Sus pétalos tan débiles expuestos al viento, al sol, a la lluvia…  y ¡qué fortaleza! Florece justo en su momento, en el preciso instante que debe florecer, un instante perfecto que encierra la eternidad.

No hay preguntas sobre el futuro, sobre la utilidad o la inutilidad de florecer, no hay comparación, ni nostalgia por unas condiciones mejores, simplemente florece, se abre, se expresa… Y esa es la belleza que descubrimos, que nos atrae, que nos toca, esa es la grandeza que contactamos.

Contemplo la fragilidad de la vida y me admiro de su solidez.

Quisiera aprender a florecer en mi momento, sin importarme por qué, ni para qué… y abrirme a la luz… y orientarme al sol… regalar mi aroma gratuitamente, sin finalidad, sin objetivo, por el placer de SER, y experimentar cómo el universo entero florece en mí, ES en mí cuando yo SOY.

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