ESTAR EN EL MUNDO SIN SER DEL MUNDO

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Cada vez parece más evidente y está más refrendado por la investigación científica que lo que llamamos realidad, no existe sin un observador que la sostenga. Por todos lados nos dicen que la vida que vivimos es la vida que estamos creando, pero sin embargo una y otra vez parece que las evidencias nos aplastan, vemos las noticias, oímos a los políticos, un amigo nos cuenta su historia, dramática y triste, al vecino le desahucian…

¿Dónde queda el poder creador,  la intención del observador…? ¿Quién va a querer vivir esa vida? Parece que tuviéramos que cerrar los ojos a la desgracia humana que nos rodea.

La cuestión es que por ahí van los tiros, pero no se trata de cerrar los ojos, sino de abrirlos bien y mirar de otra manera. Estar en el mundo sin ser del mundo, es decir, estoy aquí, veo lo que ocurre, pero no caigo en la trampa de la oposición o la resistencia, tampoco en el victimismo o el conformismo, al fin y al cabo no son más que las dos caras de la misma moneda, sino que por el contrario asumo la responsabilidad del observador que está sosteniendo esa realidad y opto por dejar de sostenerla y movilizar mi potencial creativo.

No es un pensamiento, es toda una alquimia interna, es un modo de estar, sentir pensar, es un cambio de percepción que me hace ver las circunstancias como oportunidades, no hay espacio para la queja ni para el juicio, estoy aquí pero uso otras herramientas, estoy en el mundo pero no soy del mundo, por eso no puedo esperar que el mundo me comprenda, sin embargo, yo sí comprendo al mundo, puedo ver que todo tiene un sentido, cumple un papel dentro de un paradigma aceptado por muchos, y esto es lo que me permite elegir otro paradigma, sin necesidad de enfrentarme a nada, de exigir que los otros cambien… conecto con mi potencial creativo, descondiciono mi mirada, es decir, no me quedo con la explicación fácil de lo que veo aunque esté consensuada por la mayoría, hay otras informaciones disponibles, solo tenemos que querer verlas.

El viejo mundo lucha para sostenerse machacándonos con la misma información de mil formas distintas, pero cada vez hay más gente con otra visión, hay más gente que ya son de “otro mundo”, y esa es la transformación, silenciosa pero imparable, porque cuando somos capaces de sostener esta nueva actitud interna entonces el exterior empieza a adecuarse.

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