VIVIR LA ENFERMEDAD

piensa-el-cuerpoSiempre que hablamos de enfermedad nos centramos en modos de curación, en una búsqueda constante de encontrar fuera eso que cure cuanto más rápido mejor. Cada cierto tiempo aparece una solución que promete curar, siempre hay testimonios, casos concretos que se curan de manera contundente y espectacular haciendo esto o tomando aquello… pero también una y otra vez nos encontramos que lo que funciona para unos no sirve para otros.

        ¿Qué ocurre? ¿Dónde está eso que determina el éxito o fracaso del tratamiento?

     Tal vez tendríamos que revisar creencias profundas no formuladas sobre la vida y la muerte que están condicionando la experiencia de vivir la enfermedad. Tal vez el giro fundamental esté en descubrir que todas las claves están dentro. Que nada de fuera te cura, aunque todo puede ser un apoyo en tu proceso.

       El cambio radical es interno, es un modo de ver, vivir e interpretar los acontecimientos de la vida, y esto irremediablemente se manifestará fuera, por eso aparecen cada vez métodos, más rápidos, más sencillos, más directos pero que no sirven si no van acompañados de ese cambio interno.

     Por eso te diría que seas sobre todo sincero contigo mismo y desde esa honestidad, desde esa coherencia  siéntete libre para usar cualquier método de curación pero no dependas de ninguno. Ábrete a eso que estás viviendo, afina tu sensibilidad y no castigues innecesariamente tu cuerpo, no decidas desde el miedo, aunque decidas con miedo, cambia internamente tu postura de guerra, de lucha contra ese enemigo que llamamos enfermedad y ríndete, firma una tregua y atrévete a conocerla, a escucharla, incluso a amarla… a lo mejor te sorprende.

      Atrévete a soltar todo lo que sabes de la enfermedad para poder ver  eso que estás viviendo ahora sin hacer de ello  tu identidad. Y date cuenta que enfermedad, curación y salud no son más que perfectas manifestaciones de la vida.

 

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3 respuestas a VIVIR LA ENFERMEDAD

  1. Esther dijo:

    Una buena reflexión. Me ha gustado, gracias, nada más leerlo creo que ha abierto en mi una puerta a la reflexión a la forma con la que vivo con mi fibromialgia.

  2. Ana dijo:

    Gracias.
    Vover a leer el contenido de esta entrada, me recuerda la sinceridad con que he de afrontar mi situación actual.
    Estoy aprendiendo a no decidir desde el miedo aunque tengo miedo en muchas ocasiones.

  3. Antonio dijo:

    Sí, las habituales formas de «sobrellevar, de acercarse a la enfermad hoy no me valen.
    Es desde la quietud y el silencio como tengo que mirar mi actual estado de discapacidad física por el dolor de espalda por el malestar gastrodigestivo.

    Ni la lógica ni la experiencia me valen como respuesta (aprendo de mis humanos errores, eso sí). Acojo mi pasajera ignorancia al «escoger» un plato inadecuadamente descongelado ayer en el almuerzo. Acojo mi confiado, habitual caminar con mi perro por el boulevar la noche del viernes pasado, y el violento tirón que el animal me dio en una situación del todo imprevista para los dos.

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