SOBRE LA PERCEPCIÓN

Aprendemos a hablar asociando unos sonidos a un significado, se nos enseña a leer y a escribir aprendiendo a interpretar unos signos dibujados en un papel. El lenguaje, la lectura, la escritura, son acuerdos perceptivos. Grupos de humanos se ponen de acuerdo para interpretar de la misma forma determinados signos o sonidos. Hay muchos idiomas, muchos alfabetos distintos, para referirse a los mismos objetos. Para referirnos al “agua” podemos hacerlo escribiendo en griego, cirílico, hebreo, árabe, chino, hindi, tamil…  formas distintas para un mismo concepto, una idea mental que apunta a el “agua” pero que en ningún caso ES el agua, nunca nos mojaremos con ninguna de esas formas orales o escritas.

De la misma manera también hemos aprendido un código interno de lectura de la vida, de forma que todo lo que ocurre es interpretado a través de ese código, sin darnos cuenta de que se trata sólo de un aprendizaje, una interpretación entre muchas posibles.

Heródoto cuenta en su Historia, que encontró unos pueblos que se comían a los muertos y se horrorizaron cuando se enteraron que había pueblos que los enterraba. En Asia comen insectos y en África gusanos que en Europa producen repulsión y nosotros comemos gambas que en ciertos pueblos del interior sudamericano dan auténtico asco.

Construimos una imagen mental de cómo debe ser la vida y vamos interpretando los acontecimientos en función de esa imagen de referencia. Pero la danza de la vida es un proceso en constante transformación, infinitas posibilidades que se concretarán dependiendo de lo que espere ver el ojo que mira.

Vivimos hipnotizados por las imágenes mentales, por los objetos que surgen en el campo de conciencia, donde enfocamos la percepción, y no nos damos cuenta de que para poder percibir un objeto tenemos forzosamente que percibir el espacio que los sostiene, que lo rodea y que lo hace posible.

Si no percibiéramos el silencio, no podríamos distinguir los sonidos. Cuando en un lugar hay mucho ruido y queremos prestar atención a un sonido concreto, lo que hacemos es intentar rodearlo de silencio, es decir, hacernos más conscientes del silencio que hay entre ese sonido concreto y el resto. Cuando queremos que no nos vean, nos pegamos a la pared o nos tiramos al suelo, es decir, buscamos reducir el espacio que nos rodea.

La percepción del espacio y del silencio, se produce siempre, aunque no nos demos cuenta.

Cuando tenemos un problema que acapara nuestra atención, estamos percibiendo también el no-problema, de lo contrario, no podríamos sentir que aquello es un problema. Hay una perturbación en una calma de fondo, si no existiera esa calma, no se podría percibir la perturbación.

Se trata de desenfocarnos del objeto para hacer presente el fondo. Ese fondo que YO SOY es lo único estable, constante, atemporal, incognoscible, innombrable, es el misterio y la maravilla, la Presencia… y es ahí donde se constata que todo cabe.

 

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5 respuestas a SOBRE LA PERCEPCIÓN

  1. maría del mar dijo:

    Gracias

  2. Carmen dijo:

    Siempre gracias por estar ahí, de verdad eres luz para el camino

  3. Malena dijo:

    Cierto. Andamos desafinados. Gracias.

  4. Inma dijo:

    Gracias Mati, no sólo por la sabiduría de lo que dices, sino por hacérnoslo llegar de una forma tan sencilla y con ejemplos tan cotidianos, que nos haces visualizar lo cercano de aquello que a veces sentimos tan inalcanzable.

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