LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA DEL AMOR

“ No es mi acción lo que afecta y transforma el mundo, sino la vibración de esa acción. Para cambiarme y cambiar lo que me rodea necesito de un “poder”, es el nivel de vibración con el que surge, se ejecuta y resuena aquello que hago. La manifestación de ese poder, es más un “contagio” que una actividad.

Cuando el soporte material no visible de cada una de mis aciones visibles es una vibración superior de alta frecuencia y luminosidad, todo mi hacer y vivir pulsan en el latido de la armonía. Mi acción cuando se sostiene en altas e intensas vibraciones armónicas, ejerce un efecto físico real de resonancia y homeostasis sobre la materia-energía de lo real: cuando una vibración armónica y elevada se instala en medio de la disarmonía, resuena en ésta y la afecta haciéndole subir de frecuencia en un impulso irreprimible e inevitable de “igualación” y equilibrio.

Una persona serena y pacífica, si su estado no es mera mueca superficial, sino un nivel elevado de conciencia firmemente arraigado y asentado, tiende a serenar y pacificar los medios conflictivos y agresivos.

Una persona que asienta su actitud vital de coherencia, en la sintonía con las vibraciones de lo Alto, es un disolvente de injusticias, un reconstructor de armonías, un generador de belleza.

Las mayores revoluciones suelen ser las más silenciosas y minuciosas, y siempre operan en el “adentro” de la realidad, no en su silueta, en sus formas más epidérmicas y superficiales. Es por tanto algo que se hace poco a poco, poco a poco. Porque todos y cada uno de los elementos de esa realidad han de ser recuperados, transformados, redimidos… desde el corazón y no sólo en su pellejo.

Por eso el Amor, al ser la vibración más elevada y poderosa, es el arma revolucionaria más efectiva y fulminante. Nada de lo que se haga que no contenga un mínimo de vibración amorosa sirve para nada, transforma nada.”

Desconozco el autor                        

Esta entrada fue publicada en Blog. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario