PEQUEÑAS DECISIONES

Cada día tomamos multitud de pequeñas decisiones que van configurando nuestra vida, marcando una dirección.

Cada uno parte de su propio umbral sensible en todos los ámbitos, es decir, cada uno tiene su capacidad de escucha, su visón, su sentido de la belleza, su disposición al reconocimiento de “lo otro”, persona, animal, planta, entorno…

Cada decisión tomada hace una pequeña marca que favorece la siguiente en ese mismo sentido, son pequeñas cosas sin importancia que van aumentando o endureciendo la sensibilidad, que nos van acercando a líneas rojas que nunca pensamos  traspasar pero que a medida que nos aproximamos se nos va haciendo más fácil atravesarlas.

Estas líneas son fronteras entre espacios de Conciencia más amplios o más estrechos.

Si cruzamos una línea roja hacia un espacio más estrecho la sensibilidad se endurece, y si lo hacemos hacia uno más ancho la sensibilidad se afina.

Cada decisión en las cosas pequeñas, cotidianas, aparentemente intrascendentes, alimenta el Amor o el miedo, la coherencia o la incongruencia, la evolución o la involución, aumenta o disminuye nuestra sensibilidad, nos ensancha o nos encoge, y sobre todo cada pequeña decisión marca sentido y dirección en nuestra vida. Gota a gota vamos llenándonos ¿De qué?

Luego, en contadas ocasiones la vida nos pone en grandes encrucijadas, momentos importantes de toma de decisiones determinantes. Dependerá de cómo lleguemos, del estado de nuestra sensibilidad, de lo que llevemos dentro que nos será más o menos difícil la elección.

Por eso, cada decisión es importante, y es decisión cuando nos damos cuenta de que podemos hacerlo o no hacerlo, cuando sabemos que tenemos otras opciones y elegimos: puedo sonreír o no, ceder el paso o no cederlo, decir algo o no decirlo, tirar el papel al suelo o no tirarlo, regar la planta del rincón o pasar de largo, escuchar con atención o cambiar de tema, echar una mano o quitarme de en medio, recoger esos plásticos del suelo o dejarlos, acoger o juzgar, tender una mano o darme la vuelta….

Cuando nuestras elecciones nos van llevando a espacios más estrechos no sólo disminuye la sensibilidad, sino que vamos perdiendo posibilidades de elección y vamos viviendo cada vez de forma más reactiva, mecánica e inconsciente.

Cuando nuestras decisiones nos dirigen a espacios más amplios aumenta nuestra visión. A más visión más posibilidades de elección, más responsabilidad, más compromiso, más conciencia, más plenitud…. ¡más vivos!

La buena noticia es que siempre tenemos la posibilidad de reorientar la dirección de nuestras decisiones ¿Cómo decido vivir justo ahora este instante?

De momento yo decido sonreír.

 

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