TRANSITORIEDAD

 

Un remolino sólo es agua en movimiento, si el remolino tomara conciencia de sí como algo separado y buscara su esencia,  su origen, descubriría que su esencia es el agua y no puede encontrarla en otro sitio que ahí donde está, donde Es.

Lo que le hace ser remolino es el movimiento, si se para, descubre que es agua, pero entonces ya no es remolino…. ¿Cómo darse cuenta que siendo remolino sigue siendo agua cuyas dimensiones nunca podrá contener, y que mientras es remolino es cambio constante?

Todo en el universo gira, dice la física, todo está girando como remolinos que tienden a su singularidad, lo que llamamos materia sólo es una dinámica del vacío.

Hablar del vacío, de la Totalidad, de la Unidad con todo lo que Es, nos puede parecer  que es hablar de cosas que no tienen que ver con la vida cotidiana, cosas  “espirituales”, para ciertas ocasiones o para gente especial que no se enfrenta a los problemas de cada día. Sin embargo, nada más revolucionario en nuestra vida concreta que integrar esa dimensión inconcreta.

Vivir esa dimensión “espiritual”, no es hacer cosas raras, sino estar en contacto con la esencia haciendo lo que tenga que hacer. Soy un remolino, soy agua y soy por tanto un océano infinito. El océano nunca me separará de él, jamás me rechazará, es lo que me sostiene, me nutre, el que suministra agua interminablemente para que el remolino exista, en continuo cambio.

Tomar conciencia de esa transformación constante, de la inestabilidad de todo lo que se manifiesta, de la transitoriedad de acontecimientos, cosas, formas, encuentros, experiencias, relaciones … sin perder contacto con el fondo que lo alimenta , que lo sostiene, que lo recibe, el fondo de donde están surgiendo y donde se disuelven todas las cosas… tomar conciencia de esto y aflojar las resistencias  que surgen al querer retener el flujo de la vida, es liberador. La vida se ensancha, se aligera, se transforma de valle de lágrimas a experiencia gozosa, no un gozo hueco y forzado, sino el gozo de lo pleno, el de la vida misma indescriptible, inexplicable, al que nunca llegaremos pensando pero que tenemos disponible en cada instante viviendo.

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